Bien sé que pasado el verano
pierde la alegría su hogar,
que los perros dejan de ladrar
y el sol se torna huraño.
Bien sé que, abandonado,
el ruiseñor apenas cantará,
que tus ojos llorarán
sintiéndose cegados.
Pero llega un otoño temprano
que viene a renovar
las hojas del árbol tenaz
y los recuerdos de antaño.